La Herramienta de la Disciplina.
Se define la disciplina como el conjunto de reglas o normas cuyo cumplimiento de manera constante conducen a cierto resultado. Se deriva del latín discipulus, que significa discípulo. Por ende, en un principio se trataba de una relación en la que una autoridad ordenaba y la otra obedecía o se sometía. Llevado al contexto actual, hablamos de disciplina como el trabajo que hacemos de manera constante y sistemática, para generar o cambiar actitudes y hábitos, y lograr así nuestras metas.
Lastimosamente es aquí donde muchos flaqueamos. No estamos dispuestos a hacer el sacrificio o esfuerzo que se requiere para aplicar la disciplina que requiere el alcanzar nuestros sueños y metas. Tenemos metas grandes, pero hábitos de disciplina pésimos. Por eso, guardo mucho respeto por los deportistas que entrenan para maratones o triatlones, y a la vez son padres o madres de familia con un trabajo de alta demanda de tiempo y energía.
Optar por ser disciplinados es una decisión individual y, por lo tanto, es difícil que otro nos pueda obligar a serlo. De niños, nuestros padres nos disciplinan para enseñarnos los hábitos y costumbres que nos forman. Sin embargo, de adultos, debe ser nuestra decisión.
En mi carrera profesional, tuve muchas veces que establecerme horarios para poder practicar las fórmulas y análisis financieros y de mercado que me costaban trabajo. También, tengo la disciplina de practicar hasta las bromas de mis discursos o presentaciones. Un jefe me dijo que llegaba a ser una de las mejores por mi disciplina, más que por la inteligencia. Por eso, creo firmemente en la frase que dice que una correcta disciplina vence a la más brillante inteligencia.
Estoy segura qué hay muchas prácticas que demuestran la disciplina que tienes. El punto a tener en cuenta es que tenemos que estar dispuestos a sacrificar algo, y a ordenar nuestra vida cotidiana de manera programada para que así podamos llegar a lo que nos proponemos. Esto debe prevalecer por encima de los comentarios de amigos o compañeros, que te dicen frases como “eres muy cuadrada,” “eres calculadora,” o aun peor “por eso estás soltera o no tienes hijos.”
En mi carrera profesional, tuve muchas veces que establecerme horarios para poder practicar las fórmulas y análisis financieros y de mercado que me costaban trabajo. También, tengo la disciplina de practicar hasta las bromas de mis discursos o presentaciones. Un jefe me dijo que llegaba a ser una de las mejores por mi disciplina, más que por la inteligencia. Por eso, creo firmemente en la frase que dice que una correcta disciplina vence a la más brillante inteligencia.
Estoy segura qué hay muchas prácticas que demuestran la disciplina que tienes. El punto a tener en cuenta es que tenemos que estar dispuestos a sacrificar algo, y a ordenar nuestra vida cotidiana de manera programada para que así podamos llegar a lo que nos proponemos. Esto debe prevalecer por encima de los comentarios de amigos o compañeros, que te dicen frases como “eres muy cuadrada,” “eres calculadora,” o aun peor “por eso estás soltera o no tienes hijos.”
Debemos tener confianza de que conocemos lo que realmente necesitamos hacer o cambiar para llegar a nuestras metas. ¡Y hacerlo, porque la disciplina es nuestra herramienta para lograr aquellas cosas que nos hacen mejores...y nos hacen crecer!
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