Gente que te Impulsa y Gente que te Hunde... Aprende la Diferencia.

Me hubiese gustado reconocer la diferencia desde más joven, cuando uno piensa que todos son mejores amigos de uno, todas y todos son tu BFF (best friends forever).

A los trece años tuve la dicha de empezar a tener esta realización, de que no todo el mundo viene a la vida de uno para sumarse. Tuve un grupo de amigas en el colegio que se derrumbó, ante un chisme de esos fuertes que ponen en juego la reputación de una chica. En este caso, yo fui la supuesta persona que fomentó la historia y, como consecuencia, perdí a estas amigas. Tuve que iniciar mi nuevo año escolar aprendiendo algo que me ha servido hasta estos días: "empezar a vivir de cero." Estas amigas se restaron, y era justamente lo que necesitaba para tener una mejor perspectiva y, hasta cierto punto, cambiar mi rumbo.

Luego, a los dieciocho años, durante la universidad, tuve una amiga que sufría de depresión, usaba drogas y utilizaba el sexo en descontrol. Yo hacía muchos esfuerzos por ayudarla; la considero una persona talentosa e inteligente. Pero la situación llegó al punto que me expuse demasiado, me llegué a sentir utilizada, sin dignidad, y hasta abusada. En un momento de sabiduría, decidí alejarme de esta persona y mejor tenerla en dosis. No abandonarla, pero si llevar una distancia, porque me sentía sin energía, sin poder respirar, detenida o arrastrada por esa situación.

A los treinta y cuatro años, tengo otra experiencia con una "buena" amiga, con las que te diviertes, viajas y formas un grupo bello de amistades. Un buen día empieza a decirme que hay cosas de mi personalidad que no la dejan ser ella misma. ¿Se imaginan si me hubiese puesto como una loca a tratar de ajustar mi personalidad para que ella se sintiera cómoda?  Especialmente, si la pobre ni me decía qué era lo supuesto de mi personalidad que no la dejaba ser. No tuve más que decirle que, si no podía ser ella misma frente a mí o cualquier otra persona, mi consejo era que dejara de hablarme.

Estos tres ejemplos muestran diferentes circunstancias en las que se enfrentan personas con alto potencial de halarnos hacia abajo, lastimando nuestra seguridad, autoestima, o enfoque en el logro de nuestras metas y sueños. La realidad es que tus situaciones pueden venir empaquetadas de otra forma, pero tú eres responsable de reconocer la diferencia. Debes confiar en tu instinto y lo que tu corazón te dice, manteniendo una buena y clara intención.
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Por otro lado, tienes aquellas personas que llegan a tu vida para impulsarte a mayores retos, o para enseñarte a ser mejor. Estas personas pueden ser amistades de toda la vida, familia, así como también pueden ser personas de temporada, es decir llegan a tu vida por corto periodo para cumplir un fin específico.

He tenido la fortuna de haber conocido personas en cada ciudad que he vivido, y han dejado una huella con buenos aprendizajes. Nunca olvidaré a una compañera inglesa que era tan auténtica, genuina, tan ella. Me enseñó que uno no cambia frente a nadie, por más que fuera el presidente de la división, y que hasta esas personas con alto rango son personas normales que quieren y les gustan se les trate como tales. De mi buena amiga en México, sigo aprendiendo de la paciencia y el dar cariño a los que queremos; que no perdemos nada siendo vulnerables y dejando que nos conozcan tal cual somos. Y de mi gran amiga en Nueva York, aprendí del poder de una sonrisa. Ella también me enseñó que las personas que pueden parecer negativas o que se quejan mucho, pueden aportarnos ya que nos ayudan a saber qué puede ir mal con nuestro plan y así prepararnos  con planes de contingencia. 


Y de la mejor consejera que he tenido, la monja franciscana, quien fue mi guía espiritual mientras tomaba la decisión de regresarme a Panamá, aprendí que hay decisiones en donde uno debe elegir entre lo bueno (la comodidad del presente) y lo mejor (la incomodidad de la incertidumbre); y que el problema es cuando dejamos que lo bueno se interponga en el camino hacia lo mejor.

La verdad es que el destino o el plan divino para cado uno de nosotros, nos va colocando a las personas que nos ayudan a darnos cuenta del camino que debemos tomar. Cada persona o interacción por insignificante que parezca, te da la oportunidad de aprender, crecer, decidir y formarte. Es cuestión de que te des tiempo y espacio para reflexionar y discernir, y así puedas sacar provecho de estas relaciones.

No tengas miedo de alejarte o tener en dosis a aquellas personas que te hunden o no te añaden valor. Esas personas no son malas ni de menos valor que tú; tan sencillamente no son personas que te ayudarán a construir tu historia. Ahora bien, no se trata de dejar a las personas a un lado solo porque no están de acuerdo con nosotros. Por eso, es importante siempre tener una intención buena y genuina. La decisión de alejarnos de alguien debe darte paz, liberación, tranquilidad y seguridad, aunque el camino para alejarte sea pedregoso o doloroso. 

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