Solo Tu Tienes el Poder de Valorarte
Al inicio de mi
carrera profesional o al inicio de un nuevo trabajo es cuando más he enfrentado
el reto y tentación de demostrar resultados o demostrar que soy buena. Este
deseo revela nuestra ambición y ganas de aportar y crecer. El problema está en
que, para adquirir valor dentro de una organización, muchas veces, nos ponemos
en la posición de cambiar quiénes somos realmente.
Tuve una asignación
de trabajo que puso mucho de mi verdadero yo en juego. Mi jefa me decía que
debía cambiar mi forma de ser: ser menos directa, menos intensa, que
necesitaban verme de esta u otra forma. Yo me volvía loca tratando de descifrar
qué me pedía, cómo hacerlo; dejé de tomar iniciativa en muchas cosas por no
parecer intensa o agresiva. Así pasé meses, y mi luz y sonrisa se iban apagando
poco a poco. Empecé a dudar de mí, perdí mi “mojo,” como dicen en Estados
Unidos de América.
Fue por medio de
mi madre que descubrí que tenía un problema de autoestima, y que prácticamente
había puesto mi alma en alquiler. Después de una visita de cinco meses, al
dejar a mi madre en el aeropuerto de Dallas (Texas), ella empieza a llorar en
la puerta de seguridad. Yo, con algo de vergüenza, le cuestiono su reacción. Y
ella responde, “por cinco meses he intentado hacerte feliz, y estás tan
amargada; casi no te reconozco.” Esas fueron palabras bien difíciles de tragar,
pero me hicieron ganar conciencia de que algo me sucedía.
Sin entrar en
detalle de mi travesía de los siguientes meses, digamos que me dediqué un
tiempo para mí. Este tiempo me ayudó a capturar impresiones de las personas que
realmente me conocen, aprendí a meditar y así poder discernir sobre quién
realmente soy y qué me hace realmente feliz, pero lo más importante es que
aprendí a celebrarme tal como soy. Este auto conocimiento desarrolló el amor y
aceptación propio. Me reconocí con mis defectos y virtudes, con los trapos
sucios de los fracasos y malas decisiones, y las alegrías de las aventuras y
logros.
Desde entonces,
me celebro todos los días siendo yo misma. Y a quien no le gusta o le cueste
adaptarse, o quien considera que soy mala persona, se lo dejo al tiempo, porque
solo el tiempo y Dios pueden enseñarle quien soy. Tomo mi valor por la
transparencia de mis intenciones y por la auto-reflexión y examen de conciencia
diario. Y es precisamente esta reflexión la que me hace humilde y noble, ya que
me permite pedir perdón o enmendar alguna acción tan rápido sea posible.
Este tipo de situaciones se dan en el ámbito personal y profesional. En el libro “Los Cuatro Acuerdos” dice, “si tienes que cambiarle algo a alguien, ya no la quieres.” Por lo tanto, quien no te acepte como realmente eres, no te quiere ni te merece, ya sea en la vida personal o profesional. Esto no quiere decir que no estemos dispuestos a comprometernos para llevarnos mejor o tener una mejor convivencia con los demás. Lo que quiero decir es que no estemos dispuestos a perder valor y a perder nuestra dirección por vender o alquilar nuestro yo verdadero. No podemos comprometer nuestra esencia por nada; la debemos celebrar y ponerla a trabajar por el bien de otros. Esas son las virtudes, dones o talentos que se nos ha dado para dejar nuestro legado en esta tierra.
Este tipo de situaciones se dan en el ámbito personal y profesional. En el libro “Los Cuatro Acuerdos” dice, “si tienes que cambiarle algo a alguien, ya no la quieres.” Por lo tanto, quien no te acepte como realmente eres, no te quiere ni te merece, ya sea en la vida personal o profesional. Esto no quiere decir que no estemos dispuestos a comprometernos para llevarnos mejor o tener una mejor convivencia con los demás. Lo que quiero decir es que no estemos dispuestos a perder valor y a perder nuestra dirección por vender o alquilar nuestro yo verdadero. No podemos comprometer nuestra esencia por nada; la debemos celebrar y ponerla a trabajar por el bien de otros. Esas son las virtudes, dones o talentos que se nos ha dado para dejar nuestro legado en esta tierra.
Comments
Post a Comment